La tecnología intenta solucionar problemas específicos de un grupo social en un determinado contexto histórico, y será compatible con una estructura política, social cultural, ambiental y funcional.
El desarrollo en un enfoque totalizador debe tener en cuenta todas las relaciones y dimensiones de los sistemas natural y social, dado que ambos son sistemas abiertos con una dinámica propia.
Para entender esta interrelación hay que vincular tres ámbitos: el de los comportamientos humanos sociales y económicos, el de la naturaleza y el de la conformación social del territorio, porque entre ellos se producen relaciones, interacciones y superposiciones.
Deberá existir una tecnología que permita una relación equilibrada entre el sistema natural y el sistema social.
En una visión actual, la selección tecnológica debe responder a criterios económicos, sociales y ambientales, si se pretenden asumir procesos de desarrollo sustentable y evitar el riesgo asociado con la contaminación (tanto impacto biológico, como volumen de emisión y dispersión de residuos).
Ya en los años ´70 el informe Meadows y el Club de Roma advirtieron sobre la alteración de la relación sociedad-naturaleza, basada en cinco relaciones causa-efecto: población, capital, alimentos, recursos no renovables y contaminación.
Se han registrado en los últimos cuarenta años, muchos hechos referidos al deterioro ambiental que han movilizado la conciencia medioambiental en el mundo.
En un acercamiento operativo al concepto de desarrollo sustentable, resulta apropiado mencionar que una Evaluación de Impacto Ambiental como instrumento de gestión, intenta comparar el estado inicial de un territorio, con un estado posterior (al materializar un proyecto). Los proyectos o actividades humanas que se sustentan en los recursos naturales disponibles tienen como objetivo generar crecimiento económico y una mejor calidad de vida para la población.
Al proyectar o proponer actividades es de utilidad repensar algunos procedimientos ancestrales referidos a la gestión o manejo de los ecosistemas, ya que, algunas sociedades precolombinas lograron adecuar sus tecnologías al uso de los ecosistemas en los que vivieron.
Esa eficiente utilización de los recursos les permitió tener sistemas económicos estables con la consecuente subsistencia de sus sociedades.
América Latina posee una muy buena disponibilidad de recursos, fundamentalmente, biológicos. A pesar de eso, la demanda de recursos es constante y no controlada. Algunas intervenciones tanto estatales como privadas, han priorizado el crecimiento por encima de la sostenibilidad, lo que ha deteriorado las características naturales de algunos ecosistemas. En algunos casos porque no se han implementado tecnologías apropiadas, o se dieron procesos de transculturación de las comunidades indígenas. Finalmente, estas situaciones han propiciado un empobrecimiento de los pueblos.
Al abordar entonces, la relación naturaleza-sociedad, se debe tener en cuenta que:
· La actividad humana sobre los ecosistemas debe adecuar sus procedimientos para facilitar procesos de autorregulación y control de los mismos.
· Las relaciones de los ecosistemas y sus mecanismos de retroalimentación juegan un papel fundamental para entender la sinergia cuando se desplaza de su estado estacionario.
· Los proyectos de desarrollo deben diseñarse y ejecutarse teniendo en cuenta la escala espacial de las características ecosistémicas
· Habrá que considerar los efectos en red de la interacción entre ecosistemas.
· Los efectos de la actividad antrópica pueden no ser detectados inmediatamente, por ello deben analizarse en función de una temporalidad.
Se plantea la necesidad de observar la relación acción-efecto en una dimensión con variables territoriales, perceptivas, culturales y temporales en forma integrada.
El entorno es entonces, el hábitat inmediato del hombre, sus alrededores, naturales o creados por él.
Las relaciones sociedad-naturaleza se establecen en determinadas culturas y territorios.
Es por ello importante referir los problemas ambientales a los límites de un correlato territorial según el que se puede establecer una racionalidad en la relación recursos-necesidades. Por distintas razones políticas, jurisdiccionales o institucionales, los problemas ambientales deben formularse con relación a determinados límites, aunque muy frecuentemente, un problema ambiental desborda un límite.
El paisaje como lectura del entorno, dice Gómez Orea, es un indicador del estado de los ecosistemas, del estilo de desarrollo de una sociedad y la calidad de la gestión de dicho desarrollo.
Según la visión de este autor, en cuanto a la localización de actividades, es importante tomar en cuenta la capacidad de acogida del entorno, procurando el uso múltiple de los ecosistemas y optimizando las relaciones entre actividades.
Para esto se deben respetar las tasas de renovación de los recursos naturales, los ritmos e intensidades de uso de los recursos no renovables y la capacidad de asimilación de vectores ambientales.
Debe buscarse coherencia entre los elementos del proyecto y los del entorno, coherencia ecológica, paisajística, territorial, social e institucional, es decir cobra importancia la ordenación del territorio, en una visión integrada.
En cuanto a la capacidad de acogida, será buena cuando el medio sea idóneo para el desarrollo de una actividad y el impacto sobre él, sea bajo.
Podrán de esta manera, coexistir diferentes actividades en tiempo y espacio, lo que planteará su compatibilidad o incompatibilidad.
Mgs. María Eugenia Mairal
Lic. en Cs. Biológicas
sábado, 18 de julio de 2009
LA INTERVENCIÓN SOBRE EL MEDIO AMBIENTE
Etiquetas:
desarrollo sustentable,
deterioro ambiental,
sostenibilidad
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